QUE COMIENCE EL ESPECTÁCULO

Que comience el espactáculo. Que se abra el telón. Que se vuelva a escuchar murmullos tras las cortinas. A un público impaciente en el patio de butaca. Los gritos de guerra desde los palcos de entresuelo. Los aplausos desmesurados de los fans desde principal (que es más barata la entrada y está la cosa mala). El aliento de los más jóvenes desde el Gallinero.

Que volvamos a ver cada día a porteros vestidos de negro y con mala cara ¡y es que son muchas horas de pie viendo a los mismos todos los años! Al malaje de turno rajando de ti en el Paty y que se calla cuando te ve venir. A los que se creen periodistas por llevar un micro y a los que se cuelan con una credencial por ver el carnaval de pescuezo (haciendo lo que sea por hablar de carnaval desde un medio, aunque no sepa ni hablar). A los de la Fopac corriendo con el walky, como si estuvieran en un concierto de Beyoncé o de Alejandro Sanz. Al que se cree Alejandro Sanz cuando termina de cantar y va por el pasillo de salida del teatro tó ancho.

Estoy deseando sentirme cerca de las puertas del templo de nuestro carnaval, tan peculiar como les cuento, pero tan entrañable como les he dicho. Subirme a cantar, volver a emocionarme con mis compañeros y regalaros lo que nos ha costado cuatro meses de sacrificio personal. Zafar y disfrutar de mis compañeros, que no rivales, como dijo el pregonero. Aunque si quedo delante, mejor.

Que comience el espectáculo, tan peculiar como queramos verlo, pero un auténtico espectáculo del que no puedo separarme cada año.