lunes, 26 de marzo de 2012

EL MUNDO AL REVÉS


A la clase política ya no hay quien la entienda. Ni a los ciudadanos tampoco.
Hay quienes roban dinero en sacos de plástico y no van a la cárcel. Y ahora pasean ricamente por la costa malagueña y toman copas con la plebe, que los admira.
Hay a quien le hacen trajes o le obsequian con regalos. Y ganan. Y le aplauden al salir a la calle.
Los hay de los que se hacen los tontos y dicen que no han visto cómo sus compañeros de partido han robado millones de euros de los parados. Y piensan sólo en gobernar, aunque ni ganen.
También es curiosa la figura del perdedor eterno, que sigue creyendo que algún día se equivocarán todos y gobernarán, aunque no gobierne ni habiendo ganado. Y alardea de ello, aunque nadie piense que haya hecho nada bueno en su vida.
Hay quien saca menos votos que nadie, pero sabe que tendrá poder, porque también ha ganado. Aquí ganan siempre todos, aunque tengan un sólo un puñado de apoyos.
Y hay ciudadanos que no escarmientan. Que ven lo mismo en Sudamérica y se llevan las manos a la cabeza. Que saben lo que pasa, pero callan. Que reciben algo a cambio y piensan que van a perderlo. Que se creen que aún hay derecha e izquierdas, cuando los de derecha quieren ir vestidos de sport y con ropa barata; y los de izquierda le quitan el pan al obrero para comprarse Mercedes y vivir en chalet en zonas residenciales de lujo, con miles de euros en cuenta.
También los hay de los que viven con miedo, porque le han contado muchas veces el cuento del lobo. Que no quieren ver más allá, porque cree que les va bien así. 

Porque esto es el mundo al revés.  

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