sábado, 10 de diciembre de 2011

LO MEJOR ES METERSE EN UN CUBO

Me gusta el fútbol. Cada vez más jugarlo que verlo. De hecho, cada vez me gusta menos verlo. Pero --cosas de la edad-- cada vez puedo jugar menos. Me gusta el buen fútbol. Pero hay días en los que es mejor meterse en un cubo. Aislarse. Hoy todo el mundo habla de un clásico. Y ya van más cienes y cienes de clásicos. Qué clásicos más aburridos. Pero, bueno, eso no es lo importante. De lo que quería hablaros hoy, es otro cantar. 
Hay una cosa que me hace hervir la sangre. Cada vez que hay un clásico. Que se enfrentan dos equipos que se alejan de nuestra ciudad entre 600 y 1.000 kilómetros. Cada vez que hay un Madrid-Barca o viceversa, las calles de Huelva se enmudecen. Y de pronto se rompe la calma cuando el balón traspasa una red. Una jauría de catetos gritan despavoridos. Se escuchan bocinas, petardos... incluso bengalas. Pues bien. Siempre, siempre hay un partido previo o posterior de nuestro Recre. Nunca he escuchado cantar el gol en la calle. Nunca he sentido ni un pequeño rugido vecinal, cuando he estado fuera del estadio, donde afortunadamente seguimos contando con nuestros incondicionales. Ni aunque sea televisado. Y eso me hierve la sangre.

Por ello, me entran ganas de meterme hoy en este cubo que me creado y ver el partido desde dentro. Desde mi playita y con el corazón de mi equipo dentro. Hoy hemos empatado con el Huesca, finalizando el partido. Qué coraje. Aunque muchos ni conozcan, ni les importa este resultado. Eso poco importa hoy a muchos onubenses. Otros esperan que marque Cristiano o Messi. A mi lo único que me importa es seguir un año más en Segunda. Que el Recre vaya subiendo poco a poco.

Me da igual la categoría. Me da igual quién gane hoy. Hoy duermo en mi cubo.